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jueves, 12 de marzo de 2009
las clasicas preguntas:
¿Puede el ser humano encontrar a Dios dentro de cualquier movimiento religioso, en alguna creencia, fe o credo? La creencia es una negación de la verdad, la creencia impide la verdad, creer en Dios no es encontrar a Dios, porque en realidad Dios es lo desconocido, y la creencia o no creencia de los hombres en lo desconocido es una mera proyección de la mente y del pensamiento del hombre y, por lo tanto, no es real. Nuestra creencia tiene en realidad un significado mas bien escaso, porque creemos y explotamos al prójimo, creemos y matamos, creemos en un Dios universal y nos asesinamos entre nosotros. Los hombre que dicen que creen en Dios han destruido la mitad del mundo y la otra mitad sufre y padece. Por causa de la intolerancia religiosa existen las divisiones de la gente entre creyentes y no creyentes y lo cual conduce a las guerras de religión. Si realmente creyéramos en Dios, si ello fuera para nosotros una experiencia real, entonces, en nuestro rostro habría una sonrisa, no haríamos daño. ¿Qué es Dios? Dios no es la palabra, la palabra no es la cosa. Para conocer aquello que es inconmensurable, que no pertenece al tiempo, la mente tiene que estar libre del tiempo, lo cual significa que la mente tiene que estar libre de todo pensamiento, de todas las ideas acerca de Dios. ¿Cómo puede el hombre encontrar a Dios? Sólo cuando la mente está en completo silencio, tan sólo entonces puede llegar lo desconocido. Lo desconocido no es algo que la mente pueda experimentar; sólo puede experimentarse el silencio, nada más que el silencio. Si la mente experimenta algo que no sea el silencio, no hace más que proyectar sus propios deseos; y una mente así no está en silencio. Mientras la mente no esté en silencio, mientras el pensamiento en cualquier forma, consciente o inconsciente, esté en movimiento, no puede haber silencio. El silencio es la liberación del pasado, de los conocimientos, de los recuerdos; y cuando la mente está silenciosa del todo, inactiva, cuando en ella reina un silencio que no es producto del esfuerzo, sólo entonces lo atemporal, lo eterno, puede surgir. Este estado no es un estado para recordar, no hay entidad alguna que recuerde, que experimente Dios no es una cosa de la mente, no surge mediante la proyección de uno mismo y sus deseos; sólo llega cuando hay virtud, es decir, libertad. Virtud es enfrentarse con el hecho de lo que es, ver lo que es (la verdad o hará libres).
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