jueves, 30 de abril de 2009

LA DOCTRINA DEL SHOCK

La doctrina del shock

“La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia” (Sócrates)

Naomi Klein, en su libro “La doctrina del shock”, habla de cómo el capitalismo se aprovecha de situaciones de conflicto o catástrofe para hacer tabla rasa e imponer su doctrina. Basándose en las teorías de Milton Friedman, quien decía que “sólo las crisis reales o percibidas permiten un auténtico cambio”, Klein define al capitalismo como un depredador que se aprovecha de la mentalidad social en estados de debilidad, y aboga por la información como arma para luchar contra ello.

Lo siguiente sí que está en español. Se llama “la doctrina del shock” y define bien por qué se crea una pandemia artificialmente. THE SHOCK DOCTRINE……… Es realmente deprimente ver como la gente se ha dejado sorprender en los ultimos dias por parte de la TV y el radio a causa de la “Influenza Porcina”. El jueves por la noche el señor calderon dio un mensaje a la nacion diciendo que se habia dado un brote de influenza porcina la cual es un virus “nuevo e incurable” y que ya habia causado varios muertos, de inmediato dijeron: no salgan a la calle, no vayan a la escuela, al cine, a los antros, etc. Pero jamas dijeron: “No tengan miedo”. Claro, si es lo unico que buscan.

Leyendo un poco y por supuesto, no escuchando toda la bola de sandeces que dicen en la television, encontre por ejemplo que el virus es el mismo que aparecio hace unos años y fue conocido como la “Gripe Asiatica”, lo cual se trato de una cortina de humo para ocultar la grave situacion economica que se vivia en Asia en esos momentos.

La empresa Blackwater es paradigmática de una nueva forma de capitalismo. Recuerde: se trata de la empresa de seguridad a la que Estados Unidos subcontrata la protección de su embajada y altos funcionarios en Iraq. Son más de mil profesionales, en su mayoría procedentes de las fuerzas especiales y servicios de inteligencia. Y han sido causantes de numerosas muertes injustificadas de civiles iraquíes. Recientemente, mientras escoltaban un convoy diplomático y sin causa aparente, abrieron fuego indiscriminado y mataron e hirieron a decenas de civiles y destruyeron 14 vehículos.

Por un lado, las agencias de seguridad privadas (y esto vale también para los guardas de muchas urbanizaciones en nuestro país) tienen muchos menos controles internos que las fuerzas públicas de seguridad. Son más flexibles y se prestan a misiones y actividades que el ejército no acepta, tanto por su profesionalidad como porque hay un sistema de justicia militar que actúa cuando hace falta. Por tanto, el propio Gobierno prefiere gastar más para escapar a los mecanismos de fiscalización legal. De hecho la contabilidad de los contratos con los subcontratistas privados en Iraq, desde la seguridad a la construcción y desde el mantenimiento de las infraestructuras hasta el catering para las tropas, es un área oscura de la que han surgido múltiples escándalos de corrupción en los últimos meses.

Por eso las situaciones de desastre, como guerras, catástrofes naturales o colapso político-institucional, abren nuevos campos de posibilidades, empezando desde cero, con nuevas reglas y con nuevas oportunidades de negocio para quienes se sitúan en estas nuevas fronteras libres de control institucional, mientras dura esa fase de transición. Y no se trata de anécdotas, sino de negocios gigantescos que representan una base de acumulación que se prolonga en la creación de nuevos imperios financieros.

La idea no es que el capitalismo provoque catástrofes para medrar sino que, simplemente, medra con las catástrofes. Y, a veces, condiciona, encarece y perjudica, en aras de un beneficio privado inmediato, los procesos de reconstrucción que intentan paliar los dramas de nuestro tiempo.

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